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CUENTOS INFANTILES
CUENTO LOS CUBOS DE COLORES (por Patricia Morales)
La amistad de Oikodoro y Kosmodoro
Los cubos de colores

Una vez Oikodoro dio a los niños de la ciudad un gran juego para armar. Eran unos cubos rojos, amarillos, ver­des, naranja, turquesa, violeta y azules que se podían apilar para hacer construcciones.

Los niños quisieron armar la 'mejor' torre para sorprender a Oikodoro. Al poco tiempo hubo muchas peleas, pues unos querían usar colores que no fueran ni tan claros ni tan oscuros; otros querían ocultar los cubos gran­des, que eran los azules y ver­des, y por último otros querían usar solamente las piezas rojas, amaril­las y azules, pero no las restan­tes, pues no eran colores primarios.

Entonces primero probaron sin los cubos azules, pues eran muy os­curos y sin los amaril­los, pues eran demasiado claros. Con los cubos restan­tes la torre que armaron fue pequeña y nadie estaba satisfecho.

Luego decidieron que mejor utilizar los cubos azules, pues eran los más grandes, pero ocultándolos para sostener toda la construcción junto a los verdes, que también eran grandes. Pero la construcción quedó tan desbalan­ceada que la torre cayó al poco tiempo.

Por último probaron utilizar solo las piezas rojas, azules y amarillas, pero eran tan diferentes que no encajaban bien y no llegaron siquiera a armar una torre.

Cuando Oikodoro fue a visitarlos imaginaba que iba a en­contrarse con una bella torre, pero en lugar de ello, solo estaba la caja vacía y las piezas desor­denadas en el piso. Que ha sucedido, preguntó Oikodoro?

Los niños le explicaron que esos cubos no eran buenos, pues o formaban una torre muy pequeña, o poco equilibrada, o ni si­quiera armable. Oikodoro ya no estaba tan extrañado de lo ocur­rido, y pidió a los niños que se sentaran junto a él a construir la gran torre. Primero, dijo Oikodoro, conviene or­denar las piezas y observar su figura, más que su color. Los colores le darán bel­leza, pero la construcción se basará en las figuras. Oikodoro tomó las piezas más sólidas y grandes para la base, y así fue creciendo la torre, hasta formar toda ella un gran arco iris de madera. Oikodoro les indicó que absolutamente todas las piezas eran necesarias y también todos los colores, pues ellos con­formaban el despliegue de la luz y reflejaban la sabiduría del universo.

Oikodoro les explicó que todos los cubos debían participar en la construcción, de la mejor y más equilibrada manera, respetando las propias figuras y sin utilizar criterios extraños que solo perjudicarían la gran obra maestra.

La Carta de la Tierra en los cuentos de Oikodoro
(cuentos para niños)
de Patricia Morales
http://www.terracuranda.org/Cuentario/indice.htm


Lección / Moraleja:
Principio 3: Construyamos sociedades democráticas en las que reine la justicia y la paz y en las que todos par­ticipemos, cuidando también de no dañar la Tierra para el futuro. Los derechos humanos y la libertad de todos nos guiarán para ello.
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